8 oct 2011





















             No Kochuu Diez


 Una olla pequeña contiene el universo
 
 


 














Todos los caminos son uno en la final. - Miyamoto Musashi




T lloviendo en Chozen-ji combina prácticas Rinzai con las formas marciales y culturales de Japón. Por la práctica de un sinfín de técnicas formales, los caminos afinar la sensibilidad y destreza dentro de un campo limitado hasta el principio natural es aprehendido. Las técnicas varían, pero el principio más profundo es el mismo en todos los sentidos. Miyamoto Musashi quien fue incomparable en la esgrima y brillante en la pintura, caligrafía, escultura y orfebrería, representa mejor esta verdad. Que todos los caminos son uno en el extremo tiene una gran importancia dada la fragmentación de roles y funciones en la sociedad moderna. Si se practica no sólo para obtener resultados inmediatos, pero al ser humano perfecto, cualquier actividad puede convertirse en un camino y conducir a la armonía en la persona y la sociedad.



Al más alto nivel de dominio de alguna manera, un estudiante entra en el mundo del zen. A la inversa de la formación en Zen, un estudiante puede alcanzar el más alto nivel de dominio en su camino. Los caminos enseñar a una persona para entrar en Zen a través del cuerpo. Por ejemplo, existe el principio de Shin Ki Roku Ichi, que se puede traducir como la unidad de la mente, la energía, y el cuerpo o la mente y el cuerpo hecho un medio de la respiración. Cuando esto se comprende, la tensión y la relajación, la tranquilidad y el estado de alerta están correctamente equilibrados. Todo su ser entra en la obra que expondrá el poder y la belleza elegante, ya sea un swordcut en la esgrima, un tiro en tiro con arco, un personaje de la caligrafía, o un plato de cerámica.



Cuando el cuerpo funciona según el principio natural, una persona se trasciende como un tema de trabajo sobre un objeto y demuestra Zen en la actividad. Uno de ellos utiliza el espacio, el tiempo y la energía de una manera que está más allá de artificio consciente y sólo puede ser llamado maravilloso. Para la vida del Maestro Zen es en sí mismo su arte, y todo lo que hace de las actividades rutinarias de las decisiones morales brilla con esta cualidad maravillosa.

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